Está lo suficientemente aislado como para sentirse como en su propio lugar, pero tampoco está demasiado lejos de Tena o Misahuallí. Está justo enfrente de una carretera que ocasionalmente significaba que pasaban autobuses ruidosos, pero siempre estaba en el medio del día y nunca era molesto, solo se notaba. Y los beneficios de estar frente al río valen la pena. A menudo íbamos a nadar para refrescarnos de un día caluroso, además hay muchos depósitos de arcilla del río para la cerámica. Y la vista no podría ser mejor.