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EL OSO DE HUAYRAPUNGO

HISTORIAS Y LEYENDAS DE TENA

Hace muchos años… antes de que los pumas sean encerrados en las cavernas de la cordillera de Galeras, bajó del Huayrapungo un pequeño oso… era manso y estaba malherido… se refugió en los matorrales cercanos al río, en la actual comunidad de Huayrayacu.

Un joven lo recogió y lo llevó a su tambo para curarlo. A los dos meses correteaba tras su amo como si nunca hubiera estado al borde de la muerte. La comunidad lo convirtió en su mascota preferida.

En su edad adulta llegó a medir casi dos metros. Era querido y respetado por todos.

Cierto día desapareció en la mañana. Regresó muy tarde con una guatusa en el hocico. Esta actividad se volvió rutina.

Pero en una de esas salidas el oso no regresó. Era el tiempo en que se comentaba que por las laderas del Huayrapungo rondaba el puma buscando su consabida presa. Los indígenas, en sus tambos, dejaban la candela prendida para ahuyentar a los felinos.

Una tarde nuestro joven salió a visitar a un compadre. Fue tan amena la conversación que el tiempo voló como los guacamayos. La noche llegó espesa y repleta de ruidos y ninacuros. Pese al miedo y los peligros decidió regresar a casa. Avanzó entre fangos y quebradas pero.. de pronto… frente a él se plantó un inmenso puma. El muchacho quedó paralizado de miedo y a merced de las filudas garras del asesino… Fueron apenas unos pocos segundos porque inmediatamente se agigantó una sombra peluda que se interpuso en la escena. Era el oso…

Las dos bestias se enfrentaron en mortal combate. Gruñidos y zarpazos se combinaban con el ruido de ramas quebradas y jadeos desesperados. Al final el puma rodó con la garganta desgarrada. El oso se acercó y recostó su enorme y sangrante cabeza sobre el hombro aún tembloroso de su joven amo.

El oso se convirtió en una suerte de guardián de la aldea hasta que un día desapareció definitivamente… nadie ha vuelto a saber nada de él.

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